Una breve introducción al autor por nuestra querida Wikipedia.
Arthur Schnitzler nació en Viena el 15 de mayo de 1862 y muere el 21 de octubre de 1931. Fue un narrador y dramaturgo austriaco, médico de profesión. En sus obras se muestra un gran interés por el erotismo, la muerte y la psicología. Schnitzler fue muy admirado por Sigmund Freud quien lo conoció personalmente y que veía en él una especie de “doble” literario.
Fuente de la imagen.
En su afán por profundizar en la complejidad psicológica de sus personajes, fue uno de los primeros autores de lengua alemana en hacer uso de la técnica del innerer Monolog (monólogo interior), en obras como El teniente Gustl (1900) o La señorita Else (1924).
Muchas de sus obras han sido adaptadas al cine y la televisión, entre otros, por directores tan conocidos como Max Ophüls (Liebelei, La ronde) o Stanley Kubrick (Eyes Wide Shut).
La ronda
De todas sus obras, sin embargo, la que provocaría una mayor controversia, sería La ronda, ciclo de diez piezas dramáticas de un solo acto, cada una de las cuales está protagonizada por una pareja de amantes, de tal forma que uno de los integrantes de la pareja se repite en dos escenas sucesivas, en una especie de “danza” de los emparejamientos sexuales. Como en otras obras de Schnitzler, se pone de manifiesto la supremacía del instinto sexual sobre las convenciones sociales, ya que en varias de las piezas los amantes son de muy diferente extracción social. La ronda se publicó primero en 1900 en una edición no venal limitada a 200 ejemplares, que el autor distribuyó entre sus amigos. La primera edición comercial, realizada en Alemania en 1903, llegó a vender más de 40.000 ejemplares. Al año siguiente, sin embargo, la obra fue retirada de la circulación en Leipzig, y luego en Berlín. Los intentos posteriores de llevarla a los escenarios fueron polémicos y, en ocasiones, prohibidos por la policía, tanto en Austria como en Alemania. En Berlín, la obra se estrenó el 23 de diciembre de 1920, pero fue prohibida por orden gubernativa al día siguiente de su estreno, aunque la prohibición se levantó poco después, tras un juicio; en Viena se estrenó en febrero en la sala de cámara del Volkstheater (“Teatro Popular”), y la representación fue interrumpida por grupos extremistas de ideología antisemita, con el resultado de nuevo de la prohibición de la obra por cuestiones de orden público. El “casoReigen” (por el título original de la obra, en alemán) dividió a la intelectualidad de lengua alemana, y fueron muchos los autores de renombre que tomaron partido, a favor o en contra de su representación.
Fuente de la introducción.
Mi percepción de la obra:
Todo un círculo vicioso. Me impacta, sobretodo, el modo que tiene Arthur Schnitzler de retratar al ser humano en esta obra. Reduce al hombre a lo más primitivo e innato: al impulso sexual. El hombre, indiferentemente de la clase social a la que pertenezca, no es otra cosa sino un objeto estrictamente sexual y esclavo de los placeres de este.
Me resulta atractivo el título del libro puesto que induce a pensar antes ni de abrir el libro en “algo que todos tocan y pasa de mano en mano”. Es impactante observar cómo ese algo es el propio cuerpo humano. Éste es tratado como objeto, independientemente de si el sujeto es hombre o mujer. Esa búsqueda de placer e impulso sexual me llevan directamente a Freud y sus teorías sexuales en las cuales expone que el ser humano es sexual por nacimiento. Freud publicó su Interpretación de los sueños en 1900 por lo que podría estar directamente relacionado.
El tratamiento del ser humano como animal me es bastante afable. Desde mi punto de vista, la sociedad, al igual que ocurre hoy en día, es demasiado superficial. Se apuesta más por el schein que por el sein y, como se refleja en la obra, independientemente de lo que aparenten el ser humano se reduce a lo mismo: al instinto sexual. El ser humano es sexual por naturaleza y eso es algo que, aunque va camuflado y es tratado como tema tabú en muchos lugares y tiempos, no deja de ser así. El sexo es algo que no conoce ni clases ni estamentos y, aunque no aparezca en la obra, me atrevería a decir que tampoco conoce una orientación determinada u otra. Considero que son todo convenciones sociales que, de un modo ingenioso, Arthur Schnitzler ha sabido destripar en La ronda.
Expongo en la siguiente imagen la relación que he creado entre 10 personajes, anónimos, en la siguiente imagen.
Mi cadena comienza con la Escolar de quinceañera (de hoy en día, claro está), prosigue con el presumido de bachiller, este con la secretaria del centro. La secretaria con el administrador, que a la vez está liado con la directora. La directora mantiene una relación con su novio transexual. El novio de la directora está liado con una lesbiana reprimida, la cual a la vez mantiene una relación con el pintor frustrado. El pintor, por temas laborales, se beneficia a la alcaldesa la cual mantiene luego una relación con el político asaltacunas. Este último, asalta la cuna de la quinceañera.
Os dejo aquí algunos vídeos de LA RONDA:
(Este vídeo es un poco explícito… cabe citar que no es así en el libro)
Os dejo aquí una escena entre La actriz y el Conde:
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